Los dos minutos de odio representan el momento del día en el que los adoctrinados obreros de Eurasia
dedican para descargar su desprecio ante un video del máximo
representante de la traición de su patria, en la novela 1984 de George
Orwell escrita en 1947. Emanuel Goldstein “enemigo del pueblo” es un personaje,
si bien es descrito cual relato de Trostky tiene una característica mucho más importante que la presunta critica
a la sociedad soviética, este es su carácter fantasmal. Igual que el gran
hermano (señor soberano y salvador de
Eurasia) no son conocidos por los
obreros incluso llegan a dudar de su existencia; pero la interacción entre
estos dos fantasmas es el que crea un ambiente de gobernabilidad sobre la “ciudadanía”.
E n los dos minutos de odio, se encargan de
descargar esta ira sobre Goldstein , gritando chiflando maldiciendo al cual figura, mientras se aparecen en una pantalla de cinema una
serie de imágenes de soldados exaltando
la rabia. “Los espectadores saltaban y gritaba enfurecidos tratando de apagar con
sus voces la perforante voz que salía de la pantalla (Orwell)”.
Estos Dos minutos de Odio es obligatorio que
los ciudadanos griten y maldigan para no ser acusados de traidores por la “policía
del pensamiento” pero es muy importante rescatar lo que nos dice el personaje
principal de dicha novela durante tal suceso “Así en ese momento el odio no se dirigía contra Goldstein sino contra
el propio Gran Hermano, contra el partido y contra la Policía del
Pensamiento...”(Orwell)
Los Dos minutos de odio es la caricatura
de uno modo en que sobrellevamos la existencia en un sistema
enajenado y de todas nuestras frustraciones creadas ante no poder llenar
nuestras supuestas obligaciones, la represión que sentimos, ese enojo ante el sistema,
la clase política, la ineficiencia de las instituciones, se escapa en un frenesí
sin control de gritos y “madriadas” en la mayoría de los casos. Ejemplo es
cuando esta frustración ante el trabajo mal pagado o ante no poder comprar los
regalos de navidad que nuestros
parientes esperan de nuestra parte se descarga en partidos de futbol,
rezando etc.
Las leyes, instituciones, gobierno, grupo
de personas o ideología, que nos reprimen
y nos incomodan se nos presentada a la vez como la única protección ante un
enemigo mayor desconocido, cuya simple intromisión en nuestras vidas traerá
desgracia sufrimiento, pobreza, desvalorización y decadencia debido a una
mistificada maldad sin procedencia; a diario y dependiendo del “círculo” en que
nos movemos este enemigo puede variar ; terroristas, comunistas, cristianos, judíos,
ateos, etc... y los nikas Estos seres
malignos muchas veces se nos presentan como la causa de nuestros males y por no
ser fieles a esas figuras que si tiene la
verdad que también pueden ser judíos, comunistas, cristianos, republicanos,
etc... . Es así como podemos contar con nuestro frenesí en la cual podemos
culpar al “enemigos del pueblo“por todas nuestras desgracias, alejándonos de
hacer una verdadera crítica de quienes tiene el poder.
Aquí podemos ver 1984 como (ha llegado a
ser) un chiste sobre nosotros mismos. Es
obvio que no nos obligan a odiar a los terroristas o descargar nuestras frustraciones “ Combate” (canal 11) o viendo los partidos
de futbol; no nos obligan en el sentido de descarado y totalitario de 1984 sino
somos tirados a esas acciones de una forma incluso mas traumática y en esto
rescato la explicación que da el filosofo yugoslavo Slavoj Zizek dada en el talk
show llamado Nite beate refiriéndose a la autoridad:
“ Un domingo el padre le tiene que decir
a su hijo que visite a la abuela. El buen padre autoritario le dice a su hijo
pequeño “Escucha, no me importa cómo te sientes, tienen que visitar a la abuela
y comportarse adecuadamente”. Pero imaginemos que en lugar de ese padre
tiene al tolerante padre “post-moderno”
entonces el te dirá lo siguiente “Usted
sabe cuánto lo ama su abuela; sin embargo solo debemos visitarla si de verdad desea hacerlo”. Si el niño no es un
idiota (y los niños no son idiotas) entenderá
que esta aparente libre elección tiene escondida una orden incluso más fuerte que la del padre
autoritario “no solo tiene que ir a visitar a la abuela si no que tiene que gustarle”[1]
Esta libre elección maquillada nos hace ahora
por ejemplo no solo tener que dar regalos de navidad sino querer dar regalos de
Navidad y ser felices en el proceso. Al ser este proceso más traumático y deshonesto,
que la directa orden de un jefe totalitario, haciendo que esos “2 minutos de
odio”, descritos por Orwell , se transformen en una droga que nos recetan permanentemente con el fin de mantener la gobernabilidad.
Amanda ( La vieja del bastón)
Rodríguez.
Un simple comentario, no es Eurasia, sino Oceanía.
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