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viernes, 16 de diciembre de 2011

Dos minutos de Odio (sobre 1984)


Los dos minutos de odio  representan el momento del día en el que  los adoctrinados obreros  de Eurasia  dedican para descargar su desprecio ante un video del  máximo  representante de la traición de su patria, en la novela 1984 de George Orwell escrita en 1947. Emanuel Goldstein “enemigo del pueblo” es un personaje, si bien es descrito cual relato de Trostky tiene una característica  mucho más importante que la presunta critica a la sociedad soviética, este es su carácter fantasmal. Igual que el gran hermano  (señor soberano y salvador de Eurasia)  no son conocidos por los obreros incluso llegan a dudar de su existencia; pero la interacción entre estos dos fantasmas es el que crea un ambiente de gobernabilidad sobre la “ciudadanía”.
E  n los dos minutos de odio, se encargan de descargar esta ira sobre Goldstein , gritando chiflando  maldiciendo al cual figura, mientras  se aparecen en una pantalla de cinema una serie de imágenes de soldados  exaltando la rabia.  “Los espectadores saltaban y gritaba enfurecidos tratando de apagar con sus voces la perforante voz que salía de la pantalla (Orwell)”.
 Estos Dos minutos de Odio es obligatorio que los ciudadanos griten y maldigan para no ser acusados de traidores por la “policía del pensamiento” pero es muy importante rescatar lo que nos dice el personaje principal de dicha novela durante tal suceso “Así en ese momento el odio no se dirigía contra Goldstein sino contra el propio Gran Hermano, contra el partido y contra la Policía del Pensamiento...”(Orwell)
      Los Dos minutos de odio es la caricatura de uno  modo en que  sobrellevamos la existencia en un sistema enajenado y de todas nuestras frustraciones creadas ante no poder llenar nuestras supuestas obligaciones, la represión que sentimos, ese enojo ante el sistema, la clase política, la ineficiencia de las instituciones, se escapa en un frenesí sin control de gritos y “madriadas” en la mayoría de los casos. Ejemplo es cuando esta frustración ante el trabajo mal pagado o ante no poder comprar los regalos de navidad que nuestros  parientes esperan de nuestra parte se descarga en partidos de futbol, rezando etc.
    Las leyes, instituciones, gobierno, grupo de personas o ideología, que  nos reprimen y nos incomodan se nos presentada a la vez como la única protección ante un enemigo mayor desconocido, cuya simple intromisión en nuestras vidas traerá desgracia sufrimiento, pobreza, desvalorización y decadencia debido a una mistificada maldad sin procedencia; a diario y dependiendo del “círculo”  en  que nos movemos este enemigo puede variar ; terroristas, comunistas, cristianos, judíos, ateos, etc...  y los nikas Estos seres malignos muchas veces se nos presentan como la causa de nuestros males y por no ser fieles a esas figuras que si tiene la  verdad que también pueden ser judíos, comunistas, cristianos, republicanos, etc... . Es así como podemos contar con nuestro frenesí en la cual podemos culpar al “enemigos del pueblo“por todas nuestras desgracias, alejándonos de hacer una verdadera crítica de quienes tiene el poder.
      Aquí podemos ver 1984 como (ha llegado a ser) un chiste  sobre nosotros mismos. Es obvio que no nos obligan a odiar a los terroristas o descargar nuestras frustraciones  “ Combate” (canal 11) o viendo los partidos de futbol; no nos obligan en el sentido de descarado y totalitario de 1984 sino somos tirados a esas acciones de una forma incluso mas traumática y en esto rescato la explicación que da el filosofo yugoslavo Slavoj Zizek dada en el talk show llamado Nite beate refiriéndose a la autoridad:
“ Un domingo el padre le tiene que decir a su hijo que visite a la abuela. El buen padre autoritario le dice a su hijo pequeño “Escucha, no me importa cómo te sientes, tienen que visitar a la abuela y comportarse adecuadamente”. Pero imaginemos que en lugar de ese padre tiene  al tolerante padre “post-moderno” entonces el te dirá lo siguiente  “Usted sabe cuánto lo ama su abuela; sin embargo solo debemos visitarla si de verdad desea hacerlo”. Si el niño no es un idiota (y los niños  no son idiotas) entenderá que esta aparente libre elección tiene escondida  una orden incluso más fuerte que la del padre autoritario “no solo tiene que ir a visitar a la abuela si no que tiene que gustarle”[1]
 Esta libre elección maquillada nos hace ahora por ejemplo no solo tener que dar regalos de navidad sino querer dar regalos de Navidad y ser felices en el proceso. Al ser este proceso más traumático y deshonesto, que la directa orden de un jefe totalitario, haciendo que esos “2 minutos de odio”, descritos por Orwell , se transformen en  una droga que nos recetan permanentemente con  el fin de mantener la gobernabilidad.             
  
                                         Amanda ( La vieja del bastón) Rodríguez.

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